Arte rupestre
Estudio de Sergio de la Llave y Alberto Moraleda, arqueólogos.
Introducción
El descubrimiento del presente conjunto de grabados rupestres esquemáticos es la última aportación a una serie de hallazgos destacados efectuados en los últimos años que dan a la comarca de la Jara un papel propio en el mapa arqueológico al suroeste de la provincia de Toledo. Consideramos de gran interés la presentación de éste conjunto y su relación con otras representaciones rupestres en la cuenca media del Tajo, tal y como veremos a continuación, con las que podremos proponer algunas interpretaciones y hacer hipótesis sobre su contexto, cronología y significado.
Contexto Geográfico y Geológico
A grandes rasgos, el emplazamiento donde hemos localizado un conjunto de grabados sobre afloramientos rocosos al aire libre corresponde a un enclave situado en un valle interior ubicado entre la Sierra de Altamira, que se extiende al SW; los Montes de Toledo, cuyas estribaciones se encuentran al E y la Sierra de Sevilleja de la Jara, que se localiza al NW. A una escala menor, los grabados de La Cerca se encuentran en el término municipal de La Nava de Ricomalillo, a 2 km al SSW del casco urbano. El conjunto está situado en la confluencia de un venero que desagua junto a la margen izquierda del arroyo de La Cerca, tributario del arroyo de la Parrilla, afluente a su vez del río Uso que desemboca en el Tajo a la altura del embalse de Azután.

Por su parte, los grabados del arroyo de La Cerca se localizan en una zona donde las Limolitas del Pusa se encuentran plegadas y dan lugar a un sinclinal en cuyo núcleo se encuentra La Nava de Ricomalillo. Las limolitas afloran en el entorno con una morfología de dientes de sierra y aspecto pizarroso al corresponder en esta zona a tramos lutíticos y pelíticos afectados por una esquistosidad penetrativa (jordá, pastor y Ripoll 1999: 285). Los grabados se encuentran realizados sobre un plano inclinado de fracturación de tonalidades rojizas, junto al cauce del arroyo, a la cota aproximada de 582 m s.n.m.
Metodología
Tras una primera inspección visual y ser documentadas fotográficamente las manifestaciones artísticas, se realizaron algunos calcos directos de los motivos sobre láminas de polivinilo transparente de 0,10 galgas de espesor. Para la elaboración de los calcos se emplearon rotuladores indelebles de distintos grosores y colores en función del tipo de motivo a documentar. Seguidamente, se procedió a la elaboración de las fichas de registro arqueológico de los motivos. La información obtenida durante el trabajo de campo fue procesada posteriormente en laboratorio, tarea que permitió obtener datos sobre las características técnicas, tipológicas y estilísticas de los grabados, así como realizar una aproximación cronológica. Sin embargo, por cuestiones de tiempo y espacio ha resultado imposible publicar los calcos obtenidos, los cuales serán publicados próximamente.
Técnica
Los autores de los diferentes motivos documentados en el conjunto de grabados de La Cerca emplearon en su elaboración la técnica del grabado piqueteado y la incisión. Su proceso de ejecución consiste en golpear de forma repetida y continuada la superficie del soporte con un objeto percutante, obteniendo con ello trazos continuos o discontinuos rellenos de improntas con formas variadas y más o menos profundas en función de la dureza de la roca, la resistencia del útil percutante y la fuerza del golpe efectuado sobre la superficie (Feruglio 1993: 267). En este sentido, el tamaño del golpe permiten distinguir tres modelos de golpes: micropiqueteado, piqueteado normal y macropiqueteado. Por su parte, atendiendo a su forma se han podido distinguir improntas circulares, con forma de lágrima o cordiforme e improntas alargadas. A grandes rasgos, cabe citar que los trazos piqueteados de los diferentes motivos oscilan entre 1-2 cm de grosor y 2-3 mm de profundidad.

(Autores)
Descripción de los Motivos
Tal y como plantea Collado (2006: 133) se ha procurado, en la medida de lo posible, no obviar las tipologías figurativas tradicionalmente aceptadas por la investigación española (Acosta 1968), sin olvidar que ésta es una tipología diseñada respecto al arte rupestre esquemático pintado, por lo que se ha procurado completarla con aportes procedentes de los otros ciclos del arte prehistórico peninsular como el galaico (Costas y Novoa 1993), el arte del Tajo (Varela 1989; 2001), los grabados meseteños al aire libre y en cueva (Gómez-Barrera 1992), el arte levantino (Alonso y Grimal 1999) y el arte macroesquemático (Hernández Pérez 1994), a los que finalmente se han unido tipologías aparecidas en torno a la franja extremeño-portuguesa del Guadiana y cuyos planteamientos hemos considerado seguir como modelo para el presente trabajo (Collado 2006: 134).

Globalmente quedan agrupados en tres tipologías principales: Antropomorfos, Zoomorfos e Ideomorfos (Estructuras lineales abiertas, Estructuras lineales cerradas, Cazoletas, Puntos e Indefinidos). Los motivos están distribuidos en un panel principal de 4 x 5,30 m y otros subpaneles ubicados junto al anterior.
Conclusiones
La brevedad del presente trabajo y la necesidad de un análisis pormenorizado impide efectuar una valoración más precisa del conjunto rupestre presentado, que, sin duda, constituye una importante novedad en el panorama del arte rupestre del interior peninsular y contribuye a ampliar el cada día creciente repertorio de enclaves con arte rupestre de esta cronología al aire libre en el valle del Tajo. El conjunto postpaleolítico descrito, constituye igualmente una nueva aportación al conocimiento de este tipo de manifestaciones en los Montes de Toledo.
Desde el punto de vista iconográfico e independientemente de la técnica empleada, las relaciones entre los motivos del arroyo de La Cerca con el fenómeno del arte rupestre esquemático peninsular resultan obvias. Así pues, planteamos a modo de hipótesis y sujeto a futuras revisiones la siguiente secuencia del conjunto. El momento más antiguo parece estar marcado por la representación del zoomorfo subnaturalista, posiblemente encuadrado entre el Epipaleolítico y Neolítico Medio. Mientras que durante el Neolítico Medio y Final queda marcado por la presumible aparición de alguna de las figuras antropomorfas. En este sentido, se daría comienzo a una iconografía relativamente reducida en la que encontramos figuras antropomorfas de brazos y piernas en arco. Todos ellos conforman la iconografía básica asociada a un contexto Neolítico. Es presumible que este ciclo antiguo se extiende sin solución de continuidad desde finales del VI o principios del V milenio a.C. hasta la transición del IV al III milenio a.C., momento en que el arte rupestre esquemático se ve enriquecido en cuanto a tipología y temática gracias a la progresiva implantación de los nuevos conceptos sociales, económicos y culturales que acompañan al desarrollo de la Edad del Cobre.
El presunto carácter sacro-religioso de esta serie de motivos está demostrado por el respeto de los mismos por parte de las gentes del Calcolítico y de la Edad del Bronce. Es posible que durante esta etapa se incorporaran las estructuras lineales cerradas, principalmente de base circular y oval. Una dinámica que tan sólo se rompe con relación a las figuras antropomorfas cuya tipología se diversifica en un proceso que pudo estar relacionado con el fenómeno de “antropomorfización ideológica” que caracteriza a las sociedades de finales del III milenio a. C. (Enríquez 2000: 356).

El final de ésta fase evidencia que se pudieran añadir algunos nuevos elementos al repertorio figurativo preexistente como es el caso de los círculos concéntricos, habituales en grabados al aire libre del Tajo, Guadiana o en la meseta castellano- leonesa, con una amplia cronología a lo largo de la Edad del Bronce (Varela 2001: 56; Costas y Novoa 1993: 34-71; Collado 2006; Gómez-Barrera 1992b: 252) o trazos incisos, de los cuales cabe destacar la representación de una punta de flecha.
Respecto al paisaje, es evidente que éste juega un papel importante como factor de ubicación de estas insculturas. El conjunto de grabados de La Cerca guarda ciertos patrones de distribución en función del contexto geográfico donde se encuentra y que guarda paralelismos con otros conjuntos conocidos entre el valle del Tajo y el Guadiana. En ambos ambientes geográficos los grabados se encuentran íntimamente ligados al medio acuático, el que debió suponer un elemento vital y como tal pudo ser objeto de veneración en un lugar como éste, otorgando un sentido especial del lugar y posiblemente el carácter mágico y renovador que supondría la estacional cubrición parcial de algunos motivos por las aguas. Lo que sugiere una connotación ritual vinculada con posibles ritos de paso y el culto a las aguas que parecen generalizarse a partir de momentos avanzados de la Edad del Bronce (Ruiz-Gálvez 1995), tal y como sucede en otros conjuntos conocidos en el valle del Guadiana (Collado 2006).
Además, los grabados de La Cerca se encuentran en un lugar que debió servir como vía natural. Lo cual induce a pensar en los motivos representados debieron servir como fuente de información para quienes transitaban por él o que sirviera como una especie de hito territorial, pudiendo estar marcando los bordes y los accesos a los diversos “territorios megalíticos” con diferentes marcadores gráficos, como indicadores de vías de comunicación, convirtiéndose en una especie de nodos que unen diferentes ámbitos geográficos (Lancharro 2012). Cabe recordar que la ubicación de los mismos se encuentra en un corredor natural en sentido general N-S que pone en comunicación las cuencas del Tajo y el Guadiana, delimitado por las Sierras de Altamira-Valdelacasa al W y los Montes de Toledo al E. Además, éste hecho está reforzado por la existencia de una red caminera o itinerarios tránsito de la ganadería trashumante durante la Prehistoria Reciente como la Cañada Real Leonesa (Muñoz 2002: 31-52). En este sentido, cabe citar el cercano ejemplo entre la Meseta Sur y la Alta Andalucía en el sector de Campo de Montiel (Moya-Maleno 2011: 643-650).
Tal y como sucede en numerosos casos conocidos, los grabados rupestres de La Cerca se encuentran en superficies pétreas totalmente expuestas al aire libre seleccionadas para su ejecución una superficie plana en una disposición ligeramente inclinada. La ubicación de los grabados advierte una intención para ser vistos con cierta facilidad que busca dominar el espacio y podría ser objetivo de las comunidades ganaderas por una posible mayor perdurabilidad de las aguas, los pastos o la posibilidad de una práctica agropecuaria.
Parece meridianamente claro que se trataba de un lugar sagrado con alto valor ideológico para la celebración de posibles encuentros sociales colectivos, contándose una narrativa concreta a través de los motivos representados, dirigida a las comunidades que habitaron y transitaron por estos territorios. Sin embargo, hay numerosas interpretaciones respecto al posible significado de estos presuntos escenarios ceremoniales que pudieron servir como lugar de transmisión de conocimiento, pueden advertir de la posesión de un territorio, servir de memorial de un acontecimiento, o tener un sentido votivo que testimonia una presencia divina o el paso de un personaje relevante. Otra posibilidad es que fuesen lugares que obedecieron a ritos destinados a obtener el favor de algún tipo de divinidad, genio, espíritus o titulares de los lugares elegidos.